Ayer estuve en casa de mi padre. Hacía tiempo que no le visitaba y al salir del trabajo, me acerque para saludarle. Estaba tranquilo en el salón de su casa mientras leia una de sus miles de novelas del oeste de Marcial Lafuente Estefanía. Me resulta curioso que cuando acaba una de las novelas, hace siempre un dibujo en una de las páginas (concretamente en la página 20). Según él, es la manera de reconocer las novelas cuando las cambia por otras en la librería del barrio. Cojo una novela y me doy cuenta que junto al “dibujo” de mi padre, conviven otros signos extraños de lectores anónimos en otras paginas .
Antes de irme me pregunta como se utiliza el teléfono inalámbrico que le regalamos hace unos días en su cumpleaños. Me dice que no se acuerda y que suele dejarlo descolgado. Se lo explico y cuando parece que lo ha entendido, me hace un gesto de no enterarse. Estoy cansado…pero se lo vuelvo a explicar con desgana y enfadado.
¡¡Papa!!…¡¡vamos...hombre!!...qué es muy fácil…presta más atención...¡¡ostias!!...ya está...le das a este botón y luego al otro...ya...ya está...uf...estoy cansado…¡¡me voy!!!.
Me levanto y sin mirarle, me despido hasta otro día. Allí se queda con sus novelas y con su teléfono. Al llegar a mi casa me doy cuenta que me he olvidado una carpeta. Le llamo pero salta el contestador una y otra vez. En ese momento soy consciente de todo lo que ha pasado...
Fotografia de 1X.com
ResponderEliminarVideo de Youtube, enlace:http://www.youtube.com/watch?v=Udo5r3hEvk0
Lamentablemente, así son casi todas las cosas en la vida; cuándo no las tienes, duele cada momento en el que las has ignorado.
ResponderEliminarUn abrazo