Espejito, espejito

     Hacia tiempo que no iba al cine solo. Antes me gustaba disfrutar de algunas películas en soledad y sobre todo, en un horario en el que hubiese poca gente, de esta forma podía elegir mi sitio sin ningún problema. Era un martes lluvioso y me acerque a la primera sesión en los cines Yelmo en el centro comercial del Gorbeia. Botellín de agua y ... ¡¡¡desconectaré del mundo durante un buen rato mientras disfruto de la película!!!. 

     No hay nadie en la sala y hace frío. Justo en el momento de empezar la “peli” entra una persona que se sienta detrás de mi pero a una distancia de dos filas.  Me concentro  en la “peli” pero a lo 10 minutos, oigo unos ruidos en la sala y de reojo,  miro para atrás. Cada cierto rato, oigo un ruido  detrás de mi. Empiezo a ponerme nervioso “gracias” a mi imaginación que juguetea en mi cabeza alimentando mi miedo a … ¡¡¡ no lo sé !!!.

     Los minutos se me hacen eternos y estoy más pendiente de lo que pasa detrás de mí. Trato de tranquilizarme pero…no puedo y empiezo a agobiarme pensando mil cosas raras que me pueden pasar en esa sala. La oscuridad y esa soledad compartida con una persona desconocida en una gran sala, me inquieta tanto que al final decido irme. 

  Al salir del cine veo en el suelo  un papel que me llama la atención. Lo cojo y leo:

Karamba…¿por qué he tenido miedo si no ha pasado nada?

  Lovecraft, maestro del cuento gótico, dijo que la emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos,  es el miedo a lo desconocido.