Esta mañana mientras estaba en la ludoteca del centro cívico de Lakua, oigo como la educadora les pide que pinten algo bonito para dárselo a alguien de su familia. Todos sonríen y sacan sus cajas de pinturas y hojas. Me fijo en un chaval que pinta con fuerza sobre el papel y solo escribe letras. No lo entiendo. La educadora les había pedido que hicieran algo especial como un dibujo.
Todos los niños decidieron pintar con colores cálidos y llamativos paisajes, animales…cada uno pintaba lo que quería compartir pero él no pintaba nada, solo escribía. Utiliza un lápiz negro y con fuerza lo hundía sobre el papel. Me preocupa ya que esta forma de actuar es extraña y sobre todo, me llama la atención la rabia que expresa en su letra. Me acerco a él y en un primer momento pensaba corregirle pero le noto que está tranquilo y emocionado aunque su “dibujo” me transmite todo lo contrario. No le corrijo ya que el ejercicio era de temática libre y cada uno elegía su “regalo”. Toca el timbre y al marcharse, le da un beso a la educadora. Me doy cuenta que marcha muy contento con su sencillo, horrible y extraño regalo.
Karamba...¿Para quién será?....